Hace unos meses gané un modesto concurso de fotografía cuyo premio estaba muy bien: Dos noches en el Renaissance Hotel (valoradas según ellos en 725€) de la capital de malasia, Kuala Lumpur.
A pesar de que ya había estado en esa ciudad, el premio fue una buena motivación para volver a viajar a Malasia. Además, estando en Bangkok no me costó encontrar un vuelo a buen precio con Airasia.
Desde el Aeropuerto de Kuala Lumpur tomamos un autocar y para ir a la estación de autobuses y de allí nos cambiaron a una furgoneta para llevarnos al hotel. Llegamos, pues, en una furgo destartalada al magnífico loby del hotel, creo que sorprendiendo un poco a los botones acostumbrados, como mínimo, a los taxis.
En la recepción nos atendió un hombre joven, con pinta y acento europeo, que nos llevó al piso 23 donde hacen el check in para la gente que se aloja en lo que ellos llaman LifeStyle. El LifeStyle es la manera más lujosa en la que estarse en este hotel. Las dos últimas plantas del hotel las reservan para ello y cuentan con las habitaciones más bien equipadas además de con una zona común para relajarse y tomar una copa o comer algo cuando sea que te apetezca (incluido por supuesto).
La habitación estaba por supuesto muy bien, especialmente las vistas al símbolo de Malasia, las Torres Petronas. Disponía de un escritorio con conexión a Internet por cable no gratuita, una tele, minibar y una ducha casi más grande que mi baño. También había varios periódicos, revistas y frutas secas como regalo de bienvenida.
De 5 a 7 de la tarde en la zona común del piso 24 (hay 25 pisos en el hotel), ofrecían un snack de tarde dulce y salado, gratuito y con todo tipo de bebidas incluidas (a pesar de ser un país musulmán también había todo tipo de bebidas alcohólicas, algo normal en Malasia).
El desayuno de la mañana se trataba de un buffet libre realmente enorme en el que había de todo: cruasanes, tortillas, frutas, zumos, café, platos de arroz, de carne, de pescado, etc.
El hotel también dispone de una amplia piscina y un gimnasio con máquinas algo anticuadas, además de varios centros de convenciones.
La experiencia estuvo muy bien y el hotel es una pasada, supongo que ideal para visitar una ciudad. Sea como sea, yo sigo disfrutando más en un hostal nepalí en medio de los himalayas.
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Pero deci la verdad ;) , a los desayunos de estos hoteles no hay con que darles! despues ni almorzar necesitas! y para los mas caraduras , un tupper para guardar lo que no tuviste mas espacio para comer :D
Lo del tupper no es mala idea! jaja Es cierto que con ese desayuno no te quedan muchas ganas de almorzar.